Desde niño me he sentido asombrado ante una cantidad de aseveraciones que realizan constantemente las personas llegando éstas a convertirse en una especie de "verdades absolutas". Sin embargo, estas supuestas verdades carecen de fundamento alguno.
El mundo es como debería ser, aunque parezca lo contrario. Creemos en algunas cosas que no tienen fundamento y somos incapaces de cuestionar su validez. Preferimos disfrazar la dura realidad antes que aceptar el traje del desengaño. Muchas personas transitan por la vida apoyadas en verdades que resultan ser verdaderas rémoras para el desarrollo de nuestra sociedad. En la medida en que logremos quitarnos ese pesado ropaje tendremos la suficiente libertad para crecer y abandonar esta noria subyugadora.
Es mi intención, a través de este medio, desnudar algunas de esas verdades engañosas.
"En su lucha contra el individuo, la sociedad tiene tres armas: ley, opinión pública y conciencia”.
William Somerset
Mi interés es llegar a descubrir las razones ocultas que apoyan tan extraña conducta. He aquí algunas de estas aseveraciones:
1.- "Lo que cuenta es la belleza interior".
Desde los muy agraciados hasta aquellos no favorecidos por la madre naturaleza se empeñan en repetir la frase anterior, pero la realidad es que a todos nos gusta aquello que es considerado bello de acuerdo a los cánones establecidos por la sociedad. Todavía no he visto a ninguno besar una placa de rayos equis. Las reinas de belleza siempre repiten esta frase, pero ninguna de ellas ha terminado casándose con un feo por más que éste sea un derroche de belleza interior. ¡Basta de mentiras!
2.- "A mi no me gusta que me engañen".
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